jueves, diciembre 09, 2010

El espejo alabeado.

De todo el asunto de las revelaciones de Wikileaks no deja de llamarme la atención la forma en que se han producido dichas filtraciones, dejando su análisis y posterior difusión en manos de cinco prestigiosos medios de la prensa escrita internacional, a saber The New York Times, El País, The Guardian, Der Spiegel y Le Monde. Se me ocurren varias razones por las que la información desvelada, de fácil acceso y comprensión para el ciudadano medio, tuviera que ser pre cocinada y lanzada en refritos convenientemente dosificados a la opinión pública. O bien Wikileaks buscaba el refrendo y la complicidad de los profesionales de la prensa, pretendía repartir responsabilidades o simplemente no se fiaba de la capacidad de la gente común para digerir sus contenidos en crudo. Los documentos originales son de una claridad meridiana y sólo precisan de un orden en cuanto a su procedencia y cronología para tener una comprensión ajustada de los mismos. Sea por cosmética, por pedagogía o por seguridad, el caso es que vuelven a dejar que alguien nos tamice la información y nos la sirva en cómodos plazos. Conviene también saber que dichos medios informaron diligentemente al Departamento de Estado norteamericano antes de empezar a publicar nada y éste se encargó de prevenir a los diferentes gobiernos "amigos" acerca de las futuras publicaciones. 
Este nuevo tipo de periodismo deja en muy mal lugar a la prensa convencional por lo que todos aquellos periodistas que se arroguen algún mérito al respecto, deberían hacerlo como bienintencionados purgantes.

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